Alimentación saludable: ¿cuál es la comida más sana?
Crecer y fortalecerse
Repararse y sanarse
Reproducirse exitosamente
Luchar contra las enfermedades e infecciones
Evitar problemas relacionados con el peso
Ingerir una variedad de alimentos también nos ayuda a
reducir la posibilidad de padecer problemas coronarios, accidentes
cerebrovasculares, diabetes y osteoporosis.
¿Por qué necesitamos todos estos nutrientes?
La razón por la que necesitamos una dieta que contenga
alimentos de todos estos grupos es que cada uno de ellos nos brinda beneficios
nutricionales vitales diferentes.
Las frutas y los vegetales son una de las principales
fuentes de vitaminas y minerales que el cuerpo necesita para realizar una serie
de funciones.
Por ejemplo, la vitamina A nos ayuda a reforzar nuestro
sistema inmune, la vitamina B a procesar la energía de la comida, la D a
mantener nuestros dientes y huesos sanos y la vitamina C a mantener las células
y los tejidos en buen estado.
Las zanahorias y el brócoli al vapor, como los que vemos en
la foto, contienen una proporción más alta de vitaminas que los vegetales
hervidos o fritos.
Las frutas y los vegetales (ya sea que los consumamos con o
sin piel) también contienen una gran cantidad de fibra que sirve para mantener
el buen estado de los intestinos y el sistema digestivo.
De los carbohidratos es de donde sacamos la mayor parte de
la energía. Nuestro cuerpo convierte estos alimentos en glucosa, que se usa
como energía en el momento o se almacena para usarse más tarde.
Los carbohidratos también contienen fibra (especialmente los
integrales) y hierro, que necesitamos para fabricar glóbulos rojos que
transportan el oxígeno por el cuerpo.
La carne, el pescado, los huevos y las legumbres aportan
cantidades significativas de proteínas que son esencialmente el bloque que
forma nuestro cuerpo.
Los productos lácteos también son una fuente importante de
proteínas, y también de calcio. Este mineral -el más común en el cuerpo- es
necesario para una serie de funciones. Una de estas funciones es ayudar en la
coagulación de la sangre y en la formación de los huesos y los dientes.
Afortunadamente, el grupo de grasas y azúcares -las comidas
que la mayoría de nosotros encuentra más tentadoras- también juega un papel
importante, siempre y cuando estos alimentos se consuman con moderación.
La grasa transporta las vitaminas solubles en grasa A, D, E
y K por el cuerpo. También protege y amortigua los órganos internos.
El azúcar es otro alimento que nos da energía, ya sea cuando
ocurre naturalmente como la fructosa en la fruta o la sacarosa en el azúcar de
mesa.
Pero, "otras fuentes de carbohidratos, como por ejemplo
los almidones, son una mejor opción por los nutrientes que proporcionan",
explica Lidia Kelly, especialista en nutrición del Servicio de Salud Público de
Reino Unido.
Porciones saludables
Entonces, ¿cómo podemos hacer para consumir toda esta
variedad de comida en un día?
"Trata de basar tus comidas en carbohidratos (de
almidón), como por ejemplo pan, pasta o papas. Incluye una gran variedad de
frutas y vegetales en tu dieta y trata de ingerir al menos una o dos porciones
con cada comida", señala Kelly.
"También es importante incluir una porción moderada de
alimentos que contengan proteínas. Luego elige una fuente de calcio, tratando
de incluir tres porciones de lácteos bajos en grasas", añade la
nutricionista.
Si bien una cantidad reducida de alimentos ricos en azúcar
es aceptable, Kelly advierte que "comer azúcar con mucha frecuencia puede
deteriorar la dentadura. También provocar un aumento de peso, si el azúcar en
la dieta nos proporciona más energía de la que usamos".
Y muchos nutricionistas concuerdan en que no hay algo así
como una "supercomida". Lo que importa es el balance de la dieta.
Ningún alimento puede darnos todos los nutrientes que necesitamos, por eso, una
dieta balanceada debe incluir una amplia variedad de alimentos de cada uno de
los cinco grupos.
No nos olvidemos de los fluidos
Los fluidos también son vitales para que nuestro cuerpo
funcione efectivamente, y el mejor fluido de todos es el agua.
Un cuerpo humano saludable está compuesto en dos tercios por
agua. Los fluidos son necesarios para ayudar a la sangre a transportar los
nutrientes y los desechos por el cuerpo y participan también en las reacciones
químicas que ocurren en nuestras células.